Marrakech IV. Lo imprescindible










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Marrakech es, sin duda, una de las pocas ciudades marroquíes que merecen una estancia de más de un día para poder, al menos, atisbar una somera idea de lo que és en la actualidad y lo que ha representado históricamente para el conjunto del pais.- No obstante, la realidad de la mayoría de los viajes es que en apenas una semana o diez días queremos abarcar tanto que no nos dá tiempo a captar gran cosa, sacrificando muchas veces la calidad de las visitas por la cantidad de ellas.- Por eso, si no disponemos de más de un día para visitar la ciudad, debemos de elegir qué es lo que realmente merece la pena visitar, y qué podemos dejar para mejor ocasión.- La finalidad del presente post es, pues, indicar lo que, a nuestro juicio (que, por propia definición, más subjetivo no puede ser), es imprescindible visitar -al margen de la Plaza de la Jemaâ y el paseo por la medina y los zocos- en un viaje relámpago a la ciudad.

Como hemos visto a la hora de tratar de acercarnos a su historia, Marrakech encierra mucha memoria acumulada, muchos edificios de alto interés y no menos rincones sugerentes.- Pero si tengo que elegir unos pocos, los que más me han emocionado por distintas razones, sin duda alguna serían:

La Medersa Ben Yousef.
Las Tumbas Saadíes.
La Kubba Ba'Adiyn.
La Kutubía. Leer más...

La kutubia



Visible desde prácticamente cualquier punto de la ciudad, a la que vigila y domina desde sus 70 metros de altura, el minarete de la Kutubía tiene el honor de ser uno de esos escasos edificios o monumentos que se han erigido en la imagen y símbolo de la ciudad donde su ubican, e incluso de un pais entero.-Al igual que la mera contemplación de una imágen de las pirámides nos remite ineludiblemente a Egipto, el Taj Majal a la India, la Torre Eiffel a París, el Atomiun a Bruselas, la Alhambra a Granada o la Sagrada Familia a Barcelona, la Kutubía hace lo propio con Marrakech, dotándola así de una imágen identificadora fácilmente reconocible, sustituyendo la parte por el todo, como si de una sinécdoque literaria se tratara.- En este caso, esta usurpación del todo por una parte es mucho mas palpable, ya que, el nombre de Kutubía se identifica casi exclusivamente con el minarete, y no con la mezquita de la que forma parte, que es la que da nombre el conjunto.


La mezquita de la Kutubía fué mandada erigir por el primer monarca almohade Abdelmoumen, nada más arrebatarle la ciudad a los almorávides.- Según algunas fuentes está edificada sobre las ruinas del palacio de Abu Bakr, y según otras -entre las que se encuentra León el Africano- sobre las ruinas de una fastuosa mezquita almorávide mandada construir por Alí Ben Youssef, y destruída por Abdelmoumen para acabar con su obra.- Concrétamente, León el Africano nos dice que "Abdul Mumen hizo derribar y rehacer de nuevo este templo por el sólo motivo de quitar de él las inscripciones de Hali (Alí) y poner en su lugar las suyas"(1).- Parece ser que una primera construcción fué desechada por el propio Abdelmoumén por su mala orientación con respecto a La Meca, y se comenzó, junto a ella, la construcción de una nueva mezquita, la actual, que fué terminada a finales del siglo XII, bajo el reinado de Yacoub Al Mansour.- Puede que ambas mezquitas convivieran unos años, compartiendo minarete, hasta el derribo de la mal orientada, cuyas huellas se observan aún a la derecha de la mezquita actual, pero la verdad es que las fuentes son algo confusas y contradictorias.-

La mezquita y su famoso minarete deben su nombre a que en la época de explendor cultural almohade, existían junto a ellas numerosas tiendas de venta de manuscritos, de ahí el nombre de Kutubía, que traducido viene a ser algo así como "de los libreros" (Kutubiyin = vendedores de manuscritos).- Este orígen etimológico es corroborado, en la primera mitad del siglo XVI, por León el Africano, que menciona que "Bajo el pórtico de dicho templo solía haber cerca de cien tiendas de libreros y otras tantas en la parte de enfrente, pero al presente, no se puede encontrar una sola en todo Marruecos"(1).

Desgraciadamente, la mezquita de la Kutubía, como la práctica totalidad de los templos marroquíes, es de acceso prohibido a los no musulmanes, por lo que no se puede visitar y no podemos contemplar lo que según muchas fuentes, es una de las mezquitas mas bellas del occidente musulmán.- Nos tenemos que contentar con admirar la magnífica silueta y la delicada y elegante ornamentación de su minarete, semejante a una perfecta aguja de piedra, que no es poco.

De planta cuadrada y de medidas perfectamente proporcionadas (relación de una a cinco entre la longitud del lado de la planta y su altura), la esbeltez de su silueta la convirtió en el cánon arquitectónico almohade, y Al Mansour quiso repetir su belleza a lo largo de las tierras de su imperio, a ambos lados del Mediterráneo: tanto la Giralda de Sevilla como la inacabada Torre Hassan de Rabat, se miran en el espejo de la Kutubía.-

La elegante aguja, construída con piedra de tonalidades rosadas extraídas de las cercanas canteras de Gueliz, se eleva hasta los 70 metros , y se encuentra coronada por una barra metálica, que añade siete metros metros más de elevaciónso sobre el suelo, en la que se encuentran insertadas cuatro esferas de cobre dorado de tamaño decreciente (la mayor de ellas tiene dos metros de diámetro).- Cuenta la leyenda que son de oro, y se elaboraron fundiendo las joyas donadas a tal fin por la esposa de Al Mansour.-

Cada uno de su lados exteriores está decorado de una manera diferente, dando como resultado un conjunto perfectamente armónico, combinando motivos florales, red de mocárabes esculpidos en relieve y diversos tipos de arcos, algunos de ellos ciegos y otros entrelazados en la parte superior de la torre, y coronados por una franja de azulejos de tonalidad azul y blanca.- Este friso de azulejos era una de las partes más deterioradas de la torre, antes de realizarse las obras de restauración que se han realizado en los últimos años.- Sobre el primer cuerpo de la torre, culminado por una serie de almenas, se alza la linterna, que mide 16 metros de altura y que asemeja otro alminar en miniatura insertado en uno mayor.- Uno no puede dejar de pensar que, si en la actualidad el monumento goza de una belleza serena, con tintes casi eternos, cómo sería el esplendor que debía irradiar tras su construcción, cuando los recubrimientos de estuco y de azulejos hablaban en presente del talento y la maestría de los artesanos y constructores que creaeron esta obra maestra del arte hispanomorisco.

El interior está compuesto por seis niveles, conectados por una rampa que conduce hasta la azotea y la linterna.- Parece ser que la utilización de rampas en lugar de tramos de escalera, era para facilitar la subida de los burros que acarreaban los materiales de construcción

Lo que no es absoluto necesario indicar es su ubicación, más bien al contrario, rodeada de jardines y de espacios abiertos que invitan a un paseo tranquilo y contemplativo, será ella muchas veces la que, a modo de faro o de hito gigante, nos ayude a orientarnos en la medina, al mismo tiempo que nos magnetizará para que, tarde o temprano, terminemos siempre bajo su altiva sombra.

NOTA (1).- Todas las referencias a León el Africano están extraídas de su obra "Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran", según traducción y edición crítica de Luciano Rubio.- Ed. Hijos de Muley Rubio.- Madrid.- 1.999




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La kubba Ba'Adiyn



Sepultada por siglos de escombros, como si de un tesoro escondido se tratara, este pequeño edificio, único que perdura de la época almorávide, no fué descubierto y desenterrado hasta mediados del siglo pasado (en algunas fuentes mencionan el año 1947, y en otras el 1952).- En la actualidad, la kubba se haya en una evidente depresión en relación con el terreno que la circunda, lo que nos hace reflexionar sobre la altura en la que se ha elevado el nivel del suelo en los nueve siglos largos de vida de la ciudad -ya sea por derrumbes, acumulación de escombros o de lodos en inundaciones o cualquier otra causa- y los restos históricos que se pueden esconder aún en su subsuelo.


Se ubica en la salida norte de los zocos, en la Plaza Ben Yousef, junto a la mezquita del mismo nombre.- Construída por los almorávides en el s. XII, parece ser que se trataba de un pequeño anexo a la mezquita original, precursora de la actual, que albergaba una pila para las abluciones.- He leído en otras fuentes que se trataba de un mausoleo (morabito), pero la hipótesis anterior me parece más coherente.- Este monumento no es tan visitado como su vecina Medersa u otros edificios de la zona, y queda -en cierto modo- eclipsado por ellos, a lo que contribuye su modesto aspecto exterior

Se trata de un pequeño edificio de planta rectangular, construído en piedra y ladrillo, de aspecto sobrio y sencillo, de muros desnudos, que presenta aberturas en los cuatro costados, con dos arcos de herraduras en cada una de las fachadas largas, y un arco polilobulado en las cortas.- Sobre este primer cuerpo, se encuentra otro cuerpo coronado por almenas con merlones en forma de zigurat, en el que se abren 5 y 3 arcos (según la longitud de la fachada), distribuyéndose simétricamente diversos tipos de arcos: de herradura, mixtilíneos y lobulados.- Todo el conjunto está coronado por una cúpula de nervaduras exteriores (segunda foto).

Pero lo que verdaderamente impacta de este modesto edificio y que le ha hecho acreedor -bajo mi personal y subjetivísimo punto de vista- al "título" de visita imprescindible, es precisamente el interior de la compleja cúpula octogonal que culmina el edificio ( fotos encabezado e inferior), y que sorprende al visitante por varias razones, entre las que no es la menos importante el acusado contraste entre la decoracion de la Medersa y otros edificios de la época Saadí, de motivos casi excluvamente geométricos y caligráficos, con la profusión de elegantes motivos vegetales e incluso animales (conchas) que embellecen los nervios y las pechinas de la cúpula.- El nivel de mestizaje que alcanzó el arte hispano-morisco de la época, combinando sabiamente elementos arquitectónicos y decorativos de ambos lados del Mediterráneo, es claramente apreciable en esta espectacular y singular cúpula.


Junto a la kubba, se han desenterrado también los aljibes y parte de la infraestructura hidráulica que permitía el abastecimiento de agua a la pila de la kubba y a la mezquita.- En un edificio anexo situado al nivel actual del suelo, se exponen fotografías sobre el proceso de desescombro y rehabilitación de la kubba efectuado desde su descubrimiento hasta nuestros días.

El horario de visitas es de 8,30 a 12 horas y de 14,30 a 18 horas.- La entrada cuesta 10 dh., pero también se puede adquirir una entrada combinada que permite acceder a la kubba, la Medersa Ben Yousef y el Museo de Marrakech -todos ellos en un radio de menos de 100 metros-, por 60 dh.
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Las tumbas saadies



Decidido a robarle al futuro cualquier vestigio de los logros y la grandeza de la dinastía Saadí, y sumir su recuerdo en el olvido más absoluto, para mayor gloria de su reinado y su estirpe, a Muley Ismail no le tembló la mano ni la acarreó remordimiento alguno al arrasar y desmantelar algunas de las edificaciones más significativas del periodo anterior, como el expolio llevado a cabo durante 10 años en el Palacio El Badi, considerado por los cronistas de la época como una de las maravillas del Islam, mandado construir por Ahmed Al Mansour -el más grande monarca Saadí, según la Historia que nos han contado-, trasladando todo lo aprovechable a su nuevo palacio de Meknés.- Pero quizás debido a ese instintivo respeto por los antepasados que siempre se arrastra en mayor o menor medida, quizás subyugado por la belleza de los mausoleos y su delicada ornamentación, o simplemente por motivos supersticiosos, no se atrevió a hacer lo propio con la pequeña necrópolis anexa a la mezquita de la Kasbah donde estaban enterrados la mayoría de los monarcas Saadíes, sus familias y los cortesanos más fieles y significados.- Se contentó con aislarlas a la vista y al recuerdo de las generaciones futuras, sellando su entrada desde el exterior, dejando un único acceso al recinto por el interior de la mezquita.- No fué hasta dos siglos y medio después, en 1917, bajo la administración colonial francesa cuando fueron descubiertas para la Historia, al ser divisado el lugar tras vuelos de reconocimiento por la ciudad, y ordenar el Mariscal Lyautey la construcción de un acceso y la restauración del conjunto.


Aunque el recinto, junto a la mezquita de la Kasbah, ya había sido utilizado como última morada de personajes notables, e incluso del sultán benimerín Abú el Hassan, el cementerio no alcanzó su estatus de necrópolis real hasta que empezó a ser utilizado como lugar de inhumación de los monarcas a partir de la segunda mitad del s. XVI.- Pero fué Muley Ahmed Al Masour el que dió el impulso definitivo para convertir la necrópolis en un lugar verdaderamente regio, de una belleza y esplendor acorde con los logros de su reinado.- Mandó edificar un magnífico mausoleo para su madre, Lalla Messauda, y el suyo propio.-

Se accede a la pequeña necrópolis por un estrecho pasillo que nace en el extremo sur de la mezquita de la Kasbah, cuyo mágnífico minarete de corte clásico, algo achaparrado, pero sobriamente adornado por mocárabes sobre fondo esmaltado y un friso superior de azulejos, coronado por almenas, domina orgulloso todo el entorno (foto drcha.).- De súbito nos encontramos con un pequeño cementerio, rodeado de altas murallas donde se adosan grandes matas de buganvillas, y salpicado de palmeras. (foto izda.)- Una sensación de recóndita placidez, acrecentada por el aislamiento del lugar, impregna todo el recinto.- En él encontramos también dos mausoleos, con cubierta de tejas verdes esmaltadas, y con un impactante contraste entre sus formas exteriores sencillas y muros desnudos, y la espléndida decoración de sus pórticos, que combinan diversos materiales como el estuco, la madera de cedro y el mármol, logrando un dificil equillibrio entre sencillez y belleza (segunda foto).-

El primer mausoleo que nos encotramos, a la izquierda nada mas entrar, es el de Muley Ahmed Al Mansour "El Dorado", que consta de tres salas.- La primera de ellas, estaba inicialmente dedicada a oratorio, dividida en tres naves separadas por columnas de mármol, y con un magnífico mihrab.- En la actualidad se encuentran enterrados varios gobernantes de la dinastía Alaouita, como en una paradoja del destino: descanso eterno en el cementerio que su antepasado selló para olvidar.- La sala central, también llamada de las doce columnas, es donde se encuentra la tumba de El Dorado, -justo en el centro de la estancia- su familia y sus sucesores (foto del encabezado),.- En la tercera sala, conocida como de los tres nichos, es donde se encuentran las tumbas de los niños.- La decoración interior de todo el conjunto, de estilo andalusí, muestra hasta el límite la tremenda habilidad de los mejores artesanos de la época, capaces de trabajar los mas finos materiales existentes (mármol de Carrara, madera de cedro del Atlas, oro de Guinea...) para crear una belleza casi eterna, acorde con las pretensiones del recinto: un ancho zócalo de azulejos dibuja hasta el infinito formas geométricas de simetría perfecta que se deslizan por toda la pared interior; los juegos entre lo cóncavo y lo convexo que forman los mocárabes que caen de los techos; los arcos polilobulados de ejecución perfecta para distribuir el peso de tanto esplendor; el fino labrado de la madera de puertas, techos, dinteles y arcos... (fotos inferiores)


El mausoleo de Lalla Messauda se alza en mitad del recinto, es mucho más pequeño y modesto que el anterior, pero la elegante y plácida belleza de su interior no le va a la zaga, destacando la cúpula de mocárabes que corona la sala de oraciones donde se encuentra el sarcófago de mármol de la madre de Al Mansour.

Todo el patio exterior del cementerio, se encuentra tapizado por más de cien tumbas cubiertas por terrazos.- Su ubicación y el menor abolengo de su coberturas nos indican que pertenecen a sirvientes y otros cortesanos ligados a la dinastía.

Es curiosa la sensación de paz y recogimiento que transmite esta necrópolis, en contraste con el cruel fin terrenal de muchos de sus moradores, ya que casi todos los monarcas Saadíes murieron víctimas de intrigas y conspiraciones sucesorias dignas de un drama shakesperiano.


El horario de visita es de 9,30 a 12,30 por la mañana, y de 15 a 18,30 por la tarde.- La entrada creo recordar que costaba 10 dh.- Recomiendo visitar la necrópolis a última horas de la tarde, poco antes del cierre, cuando ha decrecido la normal afluencia de visitantes, y el aura de intimidad y placidez que trasmite es más palpable, aunque la luminosidad sea -lógicamente- menor.



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Calculador de rutas

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Justo después de terminar definitivamente la tabla de distancias kilométricas nos topamos con esta web, que desde luego nos hubiera ahorrado el trabajo. Es un mapa de Marruecos de muy buena definición donde aparecen hasta las calles principales de las mayores ciudades y marca a su vez los pueblos pequeños y aldeas a los que se puede acceder en vehículo.

El mapa tiene un formato parecido a la guía campsa interactiva o el vía michelín, con un calculador de rutas y una gran base de datos con lugares de interés turístico, restaurantes, hoteles, gasolineras, etc. La única pega (de la que no se salva ninguno) es que en unos casos no distingue bien las pistas de las carreteras y no aparecen muchas otras pistas de alto interés cultural y paisajístico. También los tiempos que calcula son la mayoría de las veces extraordinariamente pretenciosos ya que no distingue carreteras buenas de carreteras de alta montaña o pistas (Marrakech-Taroudant por Tizi'n Test en 3 horas y cuarto o Imilchil-Tinerhir en 1:50 h). Pese a ello, es una muy buena herramienta que seguro os ayudará a planificar mejor vuestro viaje y cuenta con una útil base de datos de waypoints de interés como hoteles, restaurantes, gasolineras, etc. Leer más...
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