Enmarcado por el imponente macizo del M'Goum al norte, y la árida cadena del Jebel Saghro al sur, el extenso palmeral de Skoura, con más de 700.000 palmeras, se destaca como un importante enclave de verdor y de vida en la árida meseta que conforma el bajo valle del Oued Dades, en su lucha por encontrar un paso hacia el sur, y convertirse así en el Draa.- Pero hay un elemento diferencial entre Skoura y el resto de palmerales que jalonan el escalón sur del Alto Atlas: la gran concentración de kasbahs que se diseminan por todo el oasis y sus inmediaciones , habiendo catalogadas casi centenar y medio de estas construcciones. Desgraciadamente, gran parte de este insustituible patrimonio arquitectónico -y siguiendo la misma pauta que en todo el sur marroquí- se deshace y desmorona irremediablemente año tras año, en un proceso que ya se antoja irreversible y que se ha hecho tremendamente patente en la tres últimas décadas.-
No obstante, el Oasis de Skoura sigue mereciendo una visita pausada, siendo uno de esos lugares que emanan una belleza especial donde uno se transporta a otras épocas y el tiempo parece detenerse, un lugar donde las prisas carecen de sentido.El palmeral se distribuye por una amplia llanura, aprovechando la zona de conjunción de los ríos Hajaj y Madrí, poco antes de que ambos, ya unidos, confluyan con el Dades.- Aunque ambos rios recogen las aguas de las últimas estribaciones del Alto Atlas, son de caudal ocasional, si bien la tremenda anchura que alcanzan sus cauces y la cantidad de arena y piedras que en ellos se acumulan nos indican la virulencia que pueden alcanzar las riadas, que nutren los acuíferos de la región.- El agua surge a través de múltiples manantiales, repartiéndose por los huertos mediante un complejo entramado de acequias y canales.
Aunque la pequeña ciudad que ha crecido junto a la carretera, en un extremo del oasis, fruto de la necesidad de aglomerar los servicios administrativos y los edificios oficiales de la región, mantenga la misma denominación que el oasis, la verdadera Skoura está compuesta por varias decenas de aldeas esparcidas y diseminadas por el amplio palmeral, del que destacan, aquí y allá, la imponente silueta de decenas de kasbahs (foto de inicio: kasbah de Ait Abú), algunas de ellas -las menos- mostrando altivas su peculiar belleza y señorío, mientras que otras -las mas- luchan por seguir mostrándose orgullosas a pesar de las heridas que el tiempo, los elementos y la desidia les han infligido sin compasión alguna.
Según nos cuenta la tradición oral, el origen de Skoura se remontaría a la segunda mitad del siglo XVII, cuando un "Sultán negro", que muchos historiadores identifican con Muley Ismail, ordenó edificar algunas fortalezas para tratar de garantizar la seguridad y el control de la región.- Al amparo de estas primeras kasbahs, comenzaron a crecer los asentamientos, y las nuevas construcciones empezaron a extenderse por todo el oasis.-
Siguiendo la catalogación de las fortalezas de Skoura que realiza Roger Mimó en su obra "Fortalezas de barro en el sur de Marruecos" (Compañía Literaria.- Madrid, 1996), podemos encontrar distintos tipos de edificaciones, desde las más simples, compuestas por kasbahs aisladas que podían pertenecer a una sola familia o a varias, a las más complejas, formadas, bien por una serie de viviendas dispuestas alrededor de un pasillo central, cuyas fachadas unidas formaban un perímetro defensivo, bien por una serie de kasbahs agrupadas bajo la protección de una muralla común.- A los edificios originales, se les fueron añadiendo con el tiempo dependencias anejas, para albergar nuevas viviendas, nuevas kasbash, o graneros.- Característicos también de Skoura eran los graneros-morabitos, que parecen ser incluso anteriores a la sedentarización de la población de la zona, en los que las reservas alimenticias de las familias se guardaban bajo la protección del morabito allí enterrado.- Desgraciadamente, en la actualidad todos los graneros han desaparecido o se encuentran en la más absoluta ruina, quedando en pie únicamente los morabitos.-
Situada en el corazón de la llamada -a modo de etiqueta turística- "La Ruta de las Kasbas", Skoura se ha convertido en la actualidad en poco más que una parada fotográfica para la interminable fila de minibuses y 4x4 turísticos que recorren esta ruta entre Ouarzazate y Tinerhir, y que apenas se desvían de la carretera unos centenares de metros para visitar la imponente kasbah de Ameridil y continuar camino (segunda foto).
A mi modo de ver, el palmeral de Skoura y todos los tesoros de barro que encierra, siguen mereciendo una visita calmada, para dejarse sorprender por sus rincones, sus pequeñas aldeas, los huertos y olivares escondidos bajo las palmeras, descubrir las siluetas de los antiguos edificios y dejarse seducir por su decoración -principalmente a base de arquerías y motivos geométricos- , de una sencillez y belleza sugestivas y por la altivez de sus líneas , que nos muestran la capacidad de sus constructores de crear arte y armonía con los materiales más simples y básicos (foto superior: kasbah de Ameridil; izda.: Kasbah de Ait Abú).- Todo el palmeral está surcado por un entramado de caminos y estrechas pistas que comunican las aldeas y las kasbahs entre sí, siendo un lugar ideal para caminar sin más rumbo que el que dicten nuestros pasos y nuestra vista, y sobre todo, para recorrer en bicicleta o a lomos de borrico.-
Con su sugestiva estampa -salida casi de un grabado de una antigua edición de "Las Mil y Una Noches"- alzándose señorial sobre la margen del oued Hajaj , la kasbah de Ameridil es quizás la más conocida de Skoura ya que, al margen de ser una de las mejores conservadas y de las más interesantes, está junto a la carretera N10, tomando una pista que, atravesando el lecho generalmente seco del río, nos llevará a la kasbah en algo menos de 1 km. (segunda foto y foto superior).- El núcleo inicial, construído hacia finales del siglo XVIII, estaba formado por ocho viviendas, dispuestas simétricamente a ambos lados de un pasillo central, cuyas fachadas unidas constituían una estructura defensiva, a la que se agregaron torreones de vigilancia en las esquinas y en las zonas centrales de los muros.- Es la parte que peor se conserva en la actualidad.- A principios del siglo XX, una de las familias amplió el recinto con una kasbah en el interior de una muralla común, y posteriormente se añadió al conjunto un riad y una sala de huespedes.- Actualmente, se puede visitar únicamente la parte mas moderna, es decir, el riad, donde se muestran sin orden ni concierto áperos y útiles tradicionales (foto dcha.).- En mi última visita (abril/09), se estaban realizando obras de reacondicionamiento en la parte central el conjunto -la kasbah-, al parecer, para uso como establecimiento hotelero.-Aunque la pequeña ciudad que ha crecido junto a la carretera, en un extremo del oasis, fruto de la necesidad de aglomerar los servicios administrativos y los edificios oficiales de la región, mantenga la misma denominación que el oasis, la verdadera Skoura está compuesta por varias decenas de aldeas esparcidas y diseminadas por el amplio palmeral, del que destacan, aquí y allá, la imponente silueta de decenas de kasbahs (foto de inicio: kasbah de Ait Abú), algunas de ellas -las menos- mostrando altivas su peculiar belleza y señorío, mientras que otras -las mas- luchan por seguir mostrándose orgullosas a pesar de las heridas que el tiempo, los elementos y la desidia les han infligido sin compasión alguna.
Según nos cuenta la tradición oral, el origen de Skoura se remontaría a la segunda mitad del siglo XVII, cuando un "Sultán negro", que muchos historiadores identifican con Muley Ismail, ordenó edificar algunas fortalezas para tratar de garantizar la seguridad y el control de la región.- Al amparo de estas primeras kasbahs, comenzaron a crecer los asentamientos, y las nuevas construcciones empezaron a extenderse por todo el oasis.-
Siguiendo la catalogación de las fortalezas de Skoura que realiza Roger Mimó en su obra "Fortalezas de barro en el sur de Marruecos" (Compañía Literaria.- Madrid, 1996), podemos encontrar distintos tipos de edificaciones, desde las más simples, compuestas por kasbahs aisladas que podían pertenecer a una sola familia o a varias, a las más complejas, formadas, bien por una serie de viviendas dispuestas alrededor de un pasillo central, cuyas fachadas unidas formaban un perímetro defensivo, bien por una serie de kasbahs agrupadas bajo la protección de una muralla común.- A los edificios originales, se les fueron añadiendo con el tiempo dependencias anejas, para albergar nuevas viviendas, nuevas kasbash, o graneros.- Característicos también de Skoura eran los graneros-morabitos, que parecen ser incluso anteriores a la sedentarización de la población de la zona, en los que las reservas alimenticias de las familias se guardaban bajo la protección del morabito allí enterrado.- Desgraciadamente, en la actualidad todos los graneros han desaparecido o se encuentran en la más absoluta ruina, quedando en pie únicamente los morabitos.-
Situada en el corazón de la llamada -a modo de etiqueta turística- "La Ruta de las Kasbas", Skoura se ha convertido en la actualidad en poco más que una parada fotográfica para la interminable fila de minibuses y 4x4 turísticos que recorren esta ruta entre Ouarzazate y Tinerhir, y que apenas se desvían de la carretera unos centenares de metros para visitar la imponente kasbah de Ameridil y continuar camino (segunda foto).
A mi modo de ver, el palmeral de Skoura y todos los tesoros de barro que encierra, siguen mereciendo una visita calmada, para dejarse sorprender por sus rincones, sus pequeñas aldeas, los huertos y olivares escondidos bajo las palmeras, descubrir las siluetas de los antiguos edificios y dejarse seducir por su decoración -principalmente a base de arquerías y motivos geométricos- , de una sencillez y belleza sugestivas y por la altivez de sus líneas , que nos muestran la capacidad de sus constructores de crear arte y armonía con los materiales más simples y básicos (foto superior: kasbah de Ameridil; izda.: Kasbah de Ait Abú).- Todo el palmeral está surcado por un entramado de caminos y estrechas pistas que comunican las aldeas y las kasbahs entre sí, siendo un lugar ideal para caminar sin más rumbo que el que dicten nuestros pasos y nuestra vista, y sobre todo, para recorrer en bicicleta o a lomos de borrico.-
Otra Kasbah en buen estado de conservación, y que además tiene el interés de ser la más alta de toda la región, es la kasbah de Ait Abú, situada en la zona norte del palmeral, junto a la aldea de Tajanal.- Edificada en las primeras décadas del S XIX, responde al modelo de kasbah colectiva, abundante en el oasis, pero presenta la particularidad de que los añadidos de otras dependencias que se fueron realizando con posterioridad, y que por lo general incrementaban a lo ancho la superficio del conjunto, en este caso se hicieron en vertical, añadiendo nuevos pisos que albergaban graberos y nuevas habitaciones, aumentando así su altura, que resulta realmente inusual (foto izda.).- Posteriormente se le añadieron nuevas dependencias, pero ya en una expansión horizontal.- En la actualidad, una parte del recinto está habilitado como albergue, y en los jaridines, una jaima hace las veces de comedor.- Su alejamiento del núcleo central del oasis y de la zona más visitada, hace que Ait Abú y sus alrededores sea una de los lugares más propicios para perderse andando por el palmeral, escuchando únicamente su sosegado ritmo de vida y el canto de los numerosos pájaros (foto inferior).- El acceso por las pistas es complicado, ya que éstas conforman un laberinto auténtico y algunos tramos son muy estrechos, pero si tomamos la carretera de Toundoute, a los 5 ó 6 km., en el pueblo de Tiliguiout, sale una pista que, atravesando al ancho rio, nos llevará directo a la kasbah en unos 3 km.-
Restaurada hace unos años y actualmente reconvertida en Hotel, la Kasbah de Ait Ben Moro (llamada así porque, según la tradición oral fué edificada por un andalusí), situada junto a la N-10, es también una de las más significativas.-Fué construída a finales del siglo XVIII, y responde también al modelo de Kasbah colectiva.
Quizás sea Skoura el lugar donde más edificaciones históricas se han restaurado con fines de utilización turística, algo completamente lógico, vista la concentración que de las mismas se produce en esta región.- En la actualidad hay un debate abierto -más entre los visitantes asiduos y amantes de este pais que en el propio pais, justo es decirlo- sobre este tema.- Nuestra opinión es clara: en principio, cualquier iniciativa que persiga -ya sea directa o indirectamente- la conservación y rehabilitación del magnífico patrimonio arquitectónico del sur marroquí, y siempre que se haga con criterio, es bienvenida, y lo cierto es que, hasta el momento, la rehabilitación para estos usos se ha mostrado como la más efectiva, al menos en volúmen.- Tengo muy claro que no es -ni con mucho- la solución ideal, pero la alternativa no es otra que la paulatina desaparición de estas joyas, últimos vestigios de un mundo y una época ya perdidos en las páginas de la historia.
COMER Y DORMIR
En la zona oeste del palmeral, junto a la aldea de Oulad Arbia, a unos 3-4 km. por pista, el albergue Chez Talout, ofrece unas pocas habitaciones, unas con baño incluído, otras con baño compartido, limpias y agradables.- El precio varía según la habitación, entre 200-300 dh. la media pensión (2008).- Se ubica en una construcción reciente, pero levantada con las técnicas y materiales tradicionales.- Es un lugar muy agradable, tanto por el entorno como por el personal.
El Hotel Ait Ben Moro, ubicado en una antigua kasbah, como ya se ha dicho, ofrece la media pensión a 500 dh.- Está junto a la carretera.
En la Kasbah Ait Abú se puede dormir en jaimas colectivas por 220 dh. la media pensión.- Como el anterior, tampoco es barato, pero en ambos casos se paga el contexto.
CÓMO LLEGAR
Por la carretera N10, que une Ouarzazate con Er-Rachidía.- Se sitúa a unos 40 km. de Ouarzazate y a 50 km. de El Kelaa Mgouna.- Se trata de una buena carretera, rápida hasta Skoura, al no existir apenas poblaciones, pero hasta el Kelaa y hasta Boumalné, se atraviesan múltiples poblaciones y zonas habitadas, por lo que el tránsito es más lento.
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