Larache


Ubicada en una situación privilegiada, sobre un acantilado rocoso batido por el Atlántico, dominando los perezosos meandros con los que el río Lukos busca su desembocadura al mismo tiempo que ofrece su abrigo natural, Larache ha sido protagonista importante , y no de simple reparto, en la historia pasada y reciente de Marruecos, y a muchos de nosotros aún nos resuenan ecos de su nombre en la memoria.- Sin embargo, a pesar de su importancia histórica, que atestiguan algunas construcciones que sobreviven y la cercanía de uno de los enclaves arqueológicos más importantes del pais -la antigua ciudad de Lixus- , y el discreto encanto que emana de su más reciente pasado colonial y de su inconfundible aire marinero, Larache apenas figura en los planes de los viajeros que recorren la costa atlántica, no ya como lugar donde pernoctar, sino ni tan siquiera como ciudad que merezca una pequeña parada. En mi opinión, la ciudad y su entorno tienen los suficientes atractivos como para merecer una visita, aunque sólo sea de unas horas.

UN POCO DE HISTORIA
La desembocadura del rio Lukos, debido a sus condiciones de fondeadero y cobijo natural para las embarcaciones, su posición estratégica en las rutas comerciales y la fertilidad de las tierras que la rodean, fué elegida por los fenicios para establecer la que se considera su primera colonia al oeste del Mediterráneo en el s.XII a.c., aunque los asentamientos humanos, según los vestigios encontrados, perecen haber sido continuos desde el neolítico.- Primero fenicia, más tarde cartaginesa y posteriormente romana, la ciudad de Lixus desempeñó un importante papel en el entramado de las redes comerciales de las diferentes etapas históricas, siendo su industria de salazón muy prestigiosa.- La ciudad fué abandonada tras la caida del imperio en el s. V d.c..-

La ciudad de Larache, en su emplazamiento actual, justo en la desembocadura del río, dominando ésta y en parte orientada también a la mar abierta, a apenas 3 ó 4 km. de la antigua Lixus, fué fundada por los conquistadores musulmanes entre los s. VII y VIII, aunque su primera mención en fuente escrita no se produce hasta el siglo XI , de la mano del geógrafo andaluz El Bekri, que la señala además como una gran ciudad.- Cinco siglos después, León el Africano nos la describe así:

" Larais es una ciudad construída por los antiguos africanos sobre las orillas del Mar Océano, en la desembocadura del Luccus, situada, por una parte, sobre el el rio, y por la otra, sobre el mar. ... La ciudad tiene un puerto muy difícil para todo aquel que quiera entrar por la boca del río; de todas formas, el príncipe hizo construir allí una ciudadela en la que siempre hay un capitán con doscientos ballesteros, cien arcabuceros y trescientos caballos ligeros". (*)


Con estas breves pinceladas, el geógrafo granadino nos muestra los dos grandes rasgos que han marcado a la ciudad a lo largo de su historia, su carácter marinero y portuario (a pesar de las dificultad de acceso debido a las condiciones naturales de la desembocadur del rio), y su importancia estratégica y, consecuentemente, militar.- Larache, como buena parte de las ciudades atlánticas , ha sufrido una azarosa vida de ataques, ocupaciones, reconquistas y abandonos, pero esas dos características que mencionábamos, siempre han sido los motores de sus sucesivos resurgimientos.


En 1471, tras la conquista de Asilah, los portugueses se hacen fuertes en la región, y los habitantes de Larache se vieron obligados a abandonar la ciudad.- La importantancia estratégica de Larache no lo es únicamente en su condición de puerto natural. sino también como puerta de entrada, a traves del valle del Lukos, hacia la llanura de Ksar-el-Kebir y el interior del pais, y no es dificil imaginar que ésta fué también una razón de peso para su ocupación.- No obstante, apenas un par de décadas después el sultán de Fez volvió a recuperar la ciudad, dotándola de estructura defensiva con la construcción de una kasbah y la instalación permanente de una importante dotación militar, como nos ha contado León el Africano, que nos lo narra asi: "En los tiempos en que Arcila y Tánger fueron de los moros, Larache estuvo muy poblada, pero después de que las dos ciudades llegaran a caer en poder de los cristianos, quedó abandonada, cosa que duró cerca de veinte años, después de las cuales un hijo del actual rey de Fez decidió hacerla repoblar, fortificándola muy bien y proveyéndola de soldados y víveres, pues está en continua sorpresa de que los portugueses quieran entrar en ella". (*)


Gracias a su nueva estructura defensiva, durante el s. XVI, Larache se convierte en refugio de piratas y corsarios, lo que unido a su condición de ser uno de los escasos puertos del atlántico controlado por los marroquíes -no olvidemos que Tánger, Asilah, Safí, Essaouira, Ceuta..., están en manos portuguesas hasta aproximadamente mitad de siglo-, le hace soportar diversas intentonas de ocupación por parte de las potencias marítimas europeas, principalmente Portugal y España, fracasando todas ellas.- Sin embargo -paradojas de la historia-, lo que no se pudo conquistar militarmente, se logró mediante una de las consabidas "partidas de ajedrez diplomáticas" , de esas que crean alianzas imposibles que desafían toda lógica, tan abundantes en cualquier periodo histórico.- La ciudad fué entregada en 1610 a Felipe III por el sultán saadí Al Mamún, que había sido derrocado, a cambio de la ayuda española para recuperar el trono.-

Tras algún que otro intento anterior, la ciudad fué reconquistada en 1689, durante el reinado de Mulay Ismail, tras varios meses de asedio, en el que los sitiados no pudieron recibir ayuda exterior, fracasando una expedición de socorro que pretendía remontar el Lukos.- Con la nueva situación, la actividad corsaria vuelve a Larache, pero esta vez con un ligero matiz; ya que no pueden competir con el empuje de los corsarios moriscos de Rabat y Salé, verdaderos dominadores de esta zona del Atlántico durante los siglos XVII y XVIII , Larache ve su horizonte económico en la construccion de naves para abastecer a los corsarios moriscos, aprovechando la abundancia de madera que proporciona la cercanía del inmenso bosque de La Mamora (en aquella época mucho más cercano y más extenso que en la actualidad).- Pero esta actividad seguía situando a la ciudad en el objetivo de las potencias europeas, que sufrían los embates de los piratas, máxime cuando era mucho más vulnerable que Rabat-Salé.- En la segunda mitad del siglo XVIII, el reinado de Sidi Mohamed Ben Abdel-lah, supuso una revitalización de la ciudad, con la construcción de un mercado y una medersa, y la dotación de una estructura defensiva más eficaz.- Este segundo objetivo fué perfectamente cumplido, ya que la ciudad resistió desde ese momento a todos los asedios e intentos que ocupación que se fueron sucediendo hasta finales del s. XIX, protagonizados sucesivamente por franceses, austriacos y españoles.

En 1911, el desembarco de las tropas españolas marca el inicio del protectorado en la franja norte de Marruecos, que se prolongará hasta la independencia del país.- Larache se convierte en la capital de la zona occidental del protectorado, y como tal, en ciudad administrativa y sede de un numeroso contingente militar.- Comienza a crecer como ciudad, con un importante desarrollo urbanístico, al mismo tiempo tiempo que se incrementa su importancia económica, ya que a la tradicional actividad portuaria y pesquera -complementada con industrias de salazón y conserva de pescado-, se le une una actividad agrícola creciente, que en nuestros días ha convertido a la región en una de las más importantes del país en este sector.


LA VISITA
La primera vez que visité Larache, hace ya casi tres décadas, capté la agradable sensación que nos produce aquello que, sin conocerlo, nos resulta familiar.- Su trazado urbanístico, su plaza y su entorno arquitectónico, la tranquilidad que se respiraba por sus calles, su marcado carácter marinero con las barquillas varadas en la playa o ancladas en el interior del estuario del río, el chillido agudo de las gaviotas y el cercano y continuo retumbar del mar contra el acantilado, todo me resultaba cercano.- Las semejanzas, en algunos aspectos determinados, con otros lugares conocidos, como Tetuan, Alhucemas, Nador y mi propia ciudad -Melilla-, eran evidentes.-

En la actualidad, Larache se ha convertido en una ciudad de más de 100.000 habitantes, con una economía basada en la industria, principalmente la pesquera, y el comercio de productos agrícolas.- Su actividad se ha incrementado en los últimos años con la ampliación del puerto y las mejoras de los accesos al mismo, con la construcción de nuevos diques que facilitan su tradicionalmente complicada entrada (foto superior).- También tengo que decir que siempre me había parecido una ciudad con un deje de abandono, impregnada de la certeza de haber conocido tiempos mejores.- En mi última visita (diciembre/10), tras varios años, he notado una sensible mejoría en este sentido, y la ciudad en general, medina incluída, ya no presenta ese estado de suciedad y abandono patente años atrás.- Llama la atención también, la tranquilidad cotidiana que se respira en sus calles.- La ciudad está concebida para vivirse a sí misma, no para ser vivida por otros, y eso se nota mucho en el relax con que los foráneos pueden afrontar una visita.-


El centro neurálgico de la ciudad es la Plaza de la Liberación, construída en la época del protectorado, en la que se denominaba Plaza de España, y que marca de una manera evidente la concepción urbanística de la ciudad moderna desarrollada en esa época, la primera mitad del siglo pasado (foto de inicio).- Concebida como un óvalo perfecto, de ella nacen las avenidas y calles principales , absolutamente rectas, que se distribuyen radialmente hacia el sur y el oeste de la ciudad, ya que la zona que cae hacia el puerto es donde se asienta la medina.- De grandes dimensiones y salpicada de palmeras y un par de araucarias, la plaza ha sufrido diversos cambios de diseño en su parte central, con fuentes, jardines, farolas de hierro forjado y otros elementos ornamentales que se han ido sucediendo. En la actualidad todo su centro peatonal es diáfano, sin más elementos que los árboles y algunos bancos y, sorprendentemente, se ha restringido el tráfico rodado en su margen derecho, medida sobre la que he leído algunas críticas en la red.-

La Plaza es ante todo un lugar de confluencias. De confluencias de caminos, de culturas, de periodos históricos, de conceptos arquitectónicos y urbanísticos..., es un lugar con un marcado carácter ecléptico.- En el centro de uno de sus lados, la puerta de Bab el Khemis, (foto izda.) rodeada de blancas arcadas, nos permite el acceso a la medina, a la ciudad tradicional que tantos asedios y avatares ha sufrido a lo largo de la historia, mientras que a su frente se levantan algunos de los edificios de estilo colonial más interesantes de la ciudad, a pesar del aspecto ajado que presenta alguno que otro, dando paso a la ciudad nueva (foto superior).- Entre los edificios del ensanche español, algunos ellos sede aún de añejos cafés que gozaron antaño de gran prestigio, como el Café Lixus, quizás el más notable y que mejor representa la arquitectura colonial sea el edificio del mercado. Merece la pena acercarse hasta él, no solo para para admirar su exterior -bastante deteriorado la última vez que lo ví-, sino para disfrutar del ambiente bullicioso de su interior.

Si atravesamos Bab el Khemis, accedemos de inmediato a la plaza de la Alcaicería o del zoco chico.- Es una plaza rectangular, estrecha pero larga (algunos, por llevar la contraria, dirán que es una calle ancha y corta), con soportales rematados por arcadas que descansan sobre columnas pintadas de color azul y enlosada con adoquines tradicionales (fotos superior e inferior).- Se trata de una plaza bastante antigua, coindiendo muchas fuentes en datarla en el s. XVII, durante el periodo de ocupación español.- En ella su ubican múltiples comercios, muchos de ellos tradicionales y de alimentación, y otros de género más atípico donde podemos encontrar cualquier cosa inimaginable, desde piezas usadas de todo tipo, hasta cargadores de móviles de cualquier marca, pasando por otra clase de objetos más apetecibles para los coleccionistas y frikis de lo antiguo, como gramolas, máquinas de coser antiguas (de esas "Singer" con mueble, pedal y rueda) o planchas antediluvianas.- Por supuesto, no podían faltar los puestos de venta de ropa y zapatillas deportivas chinas falsificadas de todas las marcas.- Es una de las zonas más animadas de la medina.- En el extremo del zoco, la puerta de Bab el Kasbah (foto inferior) nos traslada al interior de la medina propiamente dicha, un dédalo de callejuelas estrechas y zigzagueantes, con algunos tramos de escaleras, que se desparrama por la ladera, entre retales de lienzo de murallas que sobreviven, hasta caer en las cercanías del puerto (foto dcha).- Si la parte nueva de la ciudad respira un inequívoco aire colonial, la medina es un espacio inconfundiblemente magrebí.- Si seguimos la calle Muley el Mehdi, llegaremos hasta la mezquita nueva, junto a la cual hay una plaza elevada, vestigio de las antiguos bastiones defensivos, que nos permite obtener bonitas vistas de la medina, del puerto y de la desembocadura del río.- En sus inmediaciones se encuentra el museo arqueológico, que ocupa un antiguo fuerte erigido por los españoles en el s. XVII.- Muy cerca también, se alza la imponente mole del Castillo de las Cigüeñas, con su característica forma triangular, con sus vértices rematados por defensas con forma de punta de flecha.- Se trata de uno de los edificios más significativos que nos hablan del turbulento pasado de batallas y conquistas con el que carga la ciudad.- Con el nombre original de Al Fath, fué mandado edificar a finales del s. XVI por el sultan saadí Ahmed Al Mansour, al parecer, para servir de prisión a los portugueses apresados tras la famosa batalla de los Tres Reyes, que tuvo lugar en la región, cerca de Ksar el Kebir en 1578.- Nos llamará la atención un singular edificio de color pastel, con fachadas con balconadas carradas y galerías rematadas por arcos con una torre en uno de sus laterales coronada por un reloj.- Se trata de un palacio de estilo hispano-morisco, que data de los primeros años del protectorado.-

El puerto y sus alrededores es otro de los lugares más concurridos de la ciudad.- A pesar de las recientes obras y ampliaciones, se trata de un puerto más bien pequeño y no apto para embarcaciones de gran calado, por lo que su actividad principal es la pesca.- Sede de una nutrida flota pesquera, los muelles se encuentran abarrotados de barcos abarloados unos a otros, formando una intrincada maraña de mástiles, cables y aparejos (foto inferior).- Podemos encontrar principalmente arrastreros (comúnmente llamados "vacas" , aunque nunca he sabido si se escribe con b o con v), con sus características "puertas traseras", y traiñas, dedicadas a la pesca de cerco.- Todo el lugar respira a mar.- Para aquellos que, como yo, han crecido junto a un puerto pesquero que dejó de serlo cuando las sucesivas reconversiones y reestructuraciones del sector hicieron inviable esa actividad, pasear por uno de estos lugares, volver a ver las artes de pesca extendidas sobre los muelles para su limpieza y reparación tras la dura faena en la mar, sentir el ajatreo de los desembarcos de las cajas repletas de pescado..., es siempre un agradable ejercicio de nostalgia.-


Con el acantilado a sus pies y sobre el Atlántico, dominando la entrada a puerto y las inmensas playas que conforman la costa hacia el norte, el paseo de la Corniche -que recuerda mucho a otros paseos similares, como el de Sidi Ifni- , con varios miradores, es uno de los lugares preferidos por los larachíes para caminar y contemplar la puesta de sol, aunque casi siempre se encuentra animado, sobre todo a la hora de la entrada de los barcos de pesca a puerto, momento que reúne por los alrededores a un gran número de personas (foto inferior).- En la parte más baja del paseo, justo antes de girar hacia el puerto, nos encontramos con una antigua fortificación, hoy en día abandonada, pero que aún conserva su estampa maciza e inexpugnable.- Se trata de la fortaleza de Kebibat (las Cupulitas), llamada así por las pequeñas cúpulas que coronan su cubierta (tercera foto).- Aunque su orígen es incierto, y las fuentes no se ponen de acuerdo, parece ser que es una de las construcciones defensivas levantadas en el s. XVIII, durante el reinado de Sidi Mohamed Ben Adel-lah.- A pesar de su génesis militar, el edificio ha tenido diversas funciones a lo largo de la historia, siendo utilizado como hospital durante la época del protectorado.- Si recorremos el paseo completo, llegaremos al cementerio musulmán, y poco después al cementerio cristiano, donde se encuentra enterrado el escrito francés Jean Genet (segunda foto).- Ambos son auténticos "cementerios marinos", colgados sobre el Atlántico.-


No podemos olvidarnos de la magnífica playa de Ras Rmal que, arrancando desde la otra orilla de la desembocadura del Lukos, justo tras el nuevo dique, se aleja hacia el norte en una línea de arena clara que prácticamente llega intacta hasta las cercanías de Asilah.- Se accede a ella por un desvío a la derecha por la carretera de Tánger, junto a las ruinas de Lixus.- Desde la playa se obtienen también magníficas vistas de la medina y el puerto.- En verano, se instalan algunos chiringuitos que preparan pescados a la brasa.-

Los restos de la antigua ciudad de Lixus, es también una visita obligada, aunque lo dejamos para más adelante, en que tendrá entrada propia.

COMER Y DORMIR.-
La infraestructura turística de Larache no es abundante, mas bien escasa para una ciudad de más de 100.000 habitantes, pero absorbe bien el escaso flujo de visitantes que recibe, y se caracteriza y por una buena relación calidad-precio.

Si se nos apetecen unas sardinas a la brasa, frente a la entrada del puerto existen varios puestos populares, adjetivo aplicable tanto a la clientela como a los precios.- Eso sí, no esperamos más que eso: pescado a la brasa y ensalada.

En el restaurante Puerta del Sol, muy cerca de la plaza, también se come bien a base pescados a la plancha o fritos y carnes a la plancha (el hígado está muy rico), por unos 100 Dh. por persona.- En el menú incluyen paella, pero la verdad es que el único parecido es el color del arroz.- Se trata de un local pequeño, con la cocina y el mostrador en la parte baja, y el comedor en el primer piso, pero si hace buen tiempo, es preferible comer en las mesas que ponen en la calle, que es peatonal y muy tranquila.

Nunca he dormido en Larache, por lo que no tengo información de primera mano, aunque si tengo referencias muy fiables del Hotel España, en la Avda de Hassan II, junto a la Plaza de la Liberación.- Se trata de un hotel con mucho prestigio acumulado de décadas y que aún conserva cierto encanto.- La habitación doble, bien equipada, con baño completo, televisión y teléfono, sale por unos 250 dh.

CÓMO LLEGAR.-
Larache se encuentra junto a la A1, la autopista que une Tánger con Rabat, aproximadamente a unos 80 km. de aquella.- Cercana a Mouley Bouselham (50 km. al sur) y a Asilah (25 km. al norte), es interante aprovechar la estancia en una de ellas para conocer las otras dos, a apenas unos minutos de coche y unos pocos dh. por la autopista.-

(*).- León el Africano.-"Breve descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran".- Traducción y Edición crítica de Luciano Rubio.- Hijos de Muley Rubio.- Madrid 1999.-

2 comentarios:

Carlos dijo...

Estupendo blog! muy buena información sobre marruecos.

Os recomiendo tambien esta dirección:
http://www.turismomarruecos.net

Rabie Takassa dijo...
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