El Jadida es una ciudad de unos 150.000 habitantes, capital de la importante región agrícola de Doukkala, situada en la costa atlántica marroquí, a unos 95 km al SO de Casablanca con la que se comunica mediante la N1 y una autopista de peaje.- Si bién la ciudad no merece la estancia de un día completo, no es menos cierto que la visita a la antigua ciudadela portuguesa y -sobre todo- al aljibe de la misma, bién merece acercarse a ella, aunque solo sea durante las 2 - 3 horas que se emplean en visitarla. Además se cuenta con la ventaja de disponer de un aparcamiento junto al acceso a la ciudadela, por lo que se puede entrar en la ciudad para visitarla "a tiro hecho".-
Un poco de historia:
A principios del siglo XVI los portugueses ocuparon varias plazas en el Atlántico marroquí con fines estratégicos y comerciales. Una de esas plazas fué Mazagán, tomada en 1502, en la que edificaron un castillo en 1514, aprovechando un antiguo emplazamiento almohade. Treinta y siete años mas tarde, en gran medida condicionado por una psicosis nacional tras la pérdida de otras plazas (Agadir, Safi,...) se decidió reforzar Mazagán y su castillo rodeándolo de sólidas murallas con cinco bastiones y acondicionando la sala de armas como un aljibe de gran capacidad para poder soportar largos asedios. Estas estructuras les permitieron resistir los envites de las tribus Doukkala durante dos siglos -ayudó bastante que en aquella época Mazagán fuera una isla-, pero el acoso a la ciudad era casi permanente. Durante un breve intervalo de 60 años (entre 1.580 y 1.640), y ésta es una historia que se repite en muchas ciudades del atlántico marroquí, la ciudad pasó a manos españolas, siendo recuperada nuevamente por los portugueses.
Al final, en 1769, tropas del sultán Sidi Mohammed Ben Abdellah con el apoyo de diversas Zawias obligaron a los portugueses a retirarse huyendo por el mar, no sin antes incendiar la ciudad y hacerla saltar en pedazos minando los bastiones y los muros defensivos, provocando así numerosas bajas entre el ejercito sitiador. La nueva ciudad fué desarrollándose extramuros, pasando a llamarse El Jaddida (la Nueva), nombre que ha conservado hasta hoy exceptuando el periodo de protectorado, durante el cual retomó el portugués. Un dato interesante es que cuando los portugueses se retiraron, lo hicieron rumbo a Brasil donde fundaron un nuevo Mazagán.
La fortaleza, el Mazagán originario, fué abandonada durante casi 50 años, siendo reconstruída por el sultán Muley Abderrahman en la décado de los años 20 del S XIX, aunque no fué ocupada nuevamente hasta la segunda mitad de ese siglo, ya que los nuevos pobladores preferían establecerse en la nueva ciudad desarrollada extramuros.- La reconstrucción de El Jadida fue pragmática, conservando en todo lo posible la estructura de Mazagán y, por consiguiente, su arquitectura. A día de hoy, la ciudad conserva sus murallas, 4 de los 5 bastiones, maravillosos vestigios barrocos y puede presumir de ser, junto con Melilla (Capilla de Santiago) y Safí (Capilla Portuguesa, resto de la inacabada Catedral), una de las tres ciudades africanas que cuentan con presencia de arquitectura gótica en su patrimonio histórico y cultural.
Durante la segunda mitad del S XIX, la importancia de El Jadida como puerto comercial fué aumentando al mismo tiempo que declinaba la de Essaouira , debido a que el comercio subsahariano se había desviado desde ésta Ciudad hacia Marrakech, que exportaba los productos hacia Europa a través del puerto de El Jadida. La gran actividad comercial de Essaouira a principios de siglo, constatada por Alí Bey, había quedado reducida al monopolio de las caravanas procedentes de Sudán, como observa Charles de Foucould cuando la visita en 1884.- Esta creciente importancia comercial de la Ciudad, fué la que originó que el antiguo recinto amurallado, tantos años abandonado, fuera ocupado nuevamente, principalmente por comerciantes y embajadores europeos (paradójicamante la portuguesa era una de las colonias más importantes) y por una nutrida y activa comunidad judía, que -en contraposición con la norma general en el país- no quedó confinada en un único barrio, sinó que se mezcló con el resto de la población en un ambiente de tolerancia y convivencia.
Que visitar:
La ciudad nueva , según mi opinión, carece del más mínimo interés, no teniendo atractivo alguno, ni siquiera sus playas, algo sucias por las actividades portuarias y la cercanía del puerto minero de Jost Laffar donde se exportan los fosfatos obtenidos en Khouribga, y abarrotadas en verano. Paradójicamente, El Jaddida goza de una buena reputación turística, y muchos marroquíes no pueden ocultar su orgullo al hablar de ella, lo mismo que sucede con Agadir.
Lo único interesante de la ciudad, y que por sí sola merece la visita a la misma, es la antigua fortaleza que conformaba la ciudad portuguesa. A pesar de haber sido declarada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO y restaurada en gran parte, hasta hace bien poco la mayor parte del recinto amurallado presentaba un aspecto deplorable, sucio y maloliente, con acumulación ingente de basuras y todo tipo de residuos por todos los rincones , salvándose únicamente de este desastre general la calle principal, donde se concentran los comercios y locales turísticos (Rue Mohammed Ahchemi Bahbai o Rúa da Carreira) y algunas de alrededor, así como los Bastiones del Ángel y de San Sebastián. Afortunadamente, en mi última visita a la ciudad (abril/09) he podido constatar la puesta en marcha de algo así como un "plan integral de rehabiliación del recinto histórico", que en menos de un año ha logrado resultados sorprendentes, ya que se han saneado todos los solares y rincones donde se acumulaban las basuras, se han realizado diversas actuaciones de rehabilitación, y el conjunto presenta un aspecto mucho más atractivo y, sobre todo, un ambiente mucho mas digno para sus residentes.- Asímismo, hay que decir que la ciudadela ha perdido parte de su efecto estético, al haber quedado enclavada en el interior del nuevo puerto.
La cisterna portuguesa.- (Entrada 10 Dh.).- Se construyó al mismo tiempo que la fortaleza cumpliendo las funciones de armería (1514). Fué en 1541 cuando se transformó en cisterna. Es una gran sala cuadrada de 33x33 m, el techo está formado por 36 bóvedas que se apoyan sobre 25 columnas. El conjunto impresiona por su robustez y la semipenunbra en que se haya.- La imagen de las bóvedas y columnas, apenas iluminadas las más lejanas, reflejándose en la fina película de agua que recubre el suelo es sobrecogedora e inolvidable, recordando más a un lugar de meditación y recogimiento que a una sala ideada primigeniamente con fines militares.- Su arquitectura de estilo gótico es única en África.
Tras el abandono de los portugueses la cisterna permaneció oculta
durante casi otros 2 siglos. Fué en 1916 cuando se redescubrió casualmente -un comerciante derribó un muro para ampliar su garito y se encontró con el hayazgo-. Se vació la cisterna manualmente, se restauró y se abrió una claraboya central para que entrara luz solar.
Orson Wells transformó la cisterna en Hamman para la película Otelo, en una de las escenas mas mitificadas de la historia del cine.
Encontraremos la cisterna en medio de la calle principal de la ciudadela (Rue Mohammed Ahchemi Bahbai o Rua da carreira).
La muralla: Presenta cinco bastiones, cuatro reconstruidos, y está acondicionada para pasear por lo alto de ella en toda su longitud. En la puerta del mar -ahora cerrada, antes comunicaba la ciudad con la orilla-, donde desemboca la calle principal, podemos acceder al paseo de Ronda. El Bastión del Angel (NW) y el del Espírutu santo (NE) son los que mejores vistas nos dan de la ciudadela y la zona del puerto (foto inferior).- El bastión de San Sebastián (SW) fué en su época sede de la inquisición. El bastión de San Antonio es el que se encuentra al SE. .- El recorrido por toda la muralla es muy agradable y aconsejable -máxime en la actualidad, que se han eliminado la práctica totalidad de focos de basuras y puntos negros que existían- permitiéndonos observar el conjunto del recinto amurallado y sus fosos en su totalidad y desde diversas perspectivas.
La ciudadela: Con un poco de imaginación, un paseo por la ciudad fortificada puede convertirse en un viaje en el tiempo, ya que es un fiel reflejo ruiniforme de lo que fué hace siglos, aunque las nuevas actuaciones de rehabilitación parecen que pueden dar frutos.- Habrá que dar tiempo al tiempo.- Aún se conservan en pie tres iglesias -aunque cerradas-, y algunas viviendas tienen un soplo portugués. También nos encontramos con una sinagoga. El Mellal está deshabitado debido al éxodo iniciado en los 50. En la foto: Iglesia de San Antonio de Padua tomada en blanco y negro -2005-.
Comer y dormir:Como se ha dicho anteriormente, y es una opinión personal, El Jadida no merece la estancia de una noche, y es recomendable continuar , si vamos hacia el S, 80 km. más hasta Oualidía ( 1 hora), o, si viajamos hacia el N, 200 km. más hasta Rabat (menos de 2 horas si tomamos la autopista).- No obstante , si decidimos hacer noche en la ciudad, hay que hacer constar que, mientras la oferta es buena en hoteles de gama alta, para bolsillos anchos y profundos, no ocurre lo mismo en lo relativo a alojamientos de calidad media.-
- HOTEL SOFITEL ROYAL GOLF.- Es el mejor de la ciudad, situado a 7 km. en dirección a Casablanca, junto al mar y prácticamente inmerso en un campo de golf. Se trata de un complejo turístico formado por edificios bajos.- La habitación doble costaba 1.100 Dh. en 2006.
- HOTEL IBIS MOUSAFIR.- Situado en la Plaza Nour El Kamar, en el NE de la ciudad, junto a la playa.- Se trata de un hotel moderno, con más de 100 habitaciones completas (A/A, tv, etc.).- En abril/06 me pidieron 500 Dh. por la doble.
- HOTEL ROYAL.- Situado cerca del centro, en la Avda. Mohamed V, nº 108, a no más de 15 minutos andando de la ciudadela.- Se trata de un hotel destartalado, aunque no exento de encanto, pero de acogida fria y distante (bueno, tampoco se pide que hagan la ola). Las habitaciones son amplias, limpias y de techo alto (3 - 4 m.), dotadas de TV y con un balcón, que puede dar a la calle o al jardín interior. El baño es un añadido, consistente en un cubículo mas o menos amplio de cristales esmerilados, instalado en un extremo de la habitación. En abril/2006 me cobraron 200 Dh. por una habitación cuádruple. No dan cenas ni desayunos, pero tiene un bar en el patio interior frecuentado por marroquíes, lo que origina un ambiente bullicioso hasta las 10 de la noche, hora a la que lo cierran.
- HOTEL DE PROVENCE. En la Avda. Fquih Mohamed Er Rifi, nº 42, también céntrico, muy cerca de Correos y a menos de 10 minutos andando de la ciudadela. Se trata de un hotel vetusto y de aspecto colonial, que ha conocido tiempos mejores. La verdad es que cambiando el húmedo y oscuro papel de las paredes, y deshauciando esa sempiterna y sospechosa moqueta granate de muchos hoteles franceses y marroquíes, el establecimiento mejoraría bastante.- Las habitaciones son sencillas pero correctas, con baño completo.- La media pensión salía a 220 Dh. en 2006.- Sin embargo, el reestaurante de este hotel es uno de las más recomendables de la ciudad, aunque tampoco es como para tirar cohetes..- Disponen de licencia de alcohol.
Para comer, la verdad es que me recorrí la ciudad entera sin encontrar ningún sitio atractivo para cenar, y algunos que recomendaban ciertas guías, se habían recorvertido en bares locales. Al final, varias personas me recomendaron el restaurante del hotel de Provence.
Como curiosidad, reseñar que junto al puerto, existe una nave con numerosos puestos donde venden pescado ya frito para consumir allí mismo. La verdad es que la visión de la comida no resulta ni atractiva ni apetitosa, pero si, cuando menos, curiosa.
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Lo has clavado. La ciudad es absolutamente prescindible (por decir algo políticamente correcto) aunque para muchos habitantes de Casablanca sea poco menos que "El Jadida, la perla del Atlántico". La ciudadela portuguesa es interesantísima pero sucia (octubre 2008) y la cisterna es sobrecogedora, el efecto generado por la luz entrando a través de la claraboya y las arquerías del techo reflejándose en la finísima película de agua del suelo hacen que este lugar sea mágico. Cuesta mentalizarnos de que nos hayamos en un aljibe y no en una iglesia o cualquier otro lugar sagrado. Solo por la cisterna merece la pena pararse en la ciudad.
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